Era agosto de 2011, en mi viaje a Bélgica con mi santa, nuestro hotel estaba en Bruselas pero habíamos tomado un tren dirección a Malinas y seguidamente a Lovaina -Leuven para los belgas-. Nuestra intención era pasar el día visitando las dos localidades todo lo ampliamente que nos fuese posible. Primero visitamos Malinas durante toda la mañana, y seguidamente nos dirigimos a Lovaina alrededor de la hora del almuerzo y tras consultar la guía e indagar apropiadamente con nuestro propios ojos, decidimos coger una mesa en una terraza situada en la encantadora Plaza Antigua de Lovaina. Una maravilla arquitectónica absoluta.
La primera cerveza que tomé -porque, como es lógico, hubo más de una- fue una Keizersberg Blond que me supo estupenda. Como soy hombre precavido hice fotos de todas las cervezas que tomé y así guardo unos pequeños apuntes de cada una. La Keizersberg Blond es una cerveza belga, con un considerable 7.5 % de alcohol, abundante espuma, como se puede ver en la foto y, supiese como supiese, porque ahora no lo recuerdo, a mí me supo perfecta.
Ojalá la vida me permita volver a aquel inigualable rincón del mundo otra vez y si esto ocurre y consigo volver, no les quepa duda de que me volveré a sentar en una terraza de la misma plaza y volveré a tomar una cerveza y les aseguro que brindaré por ustedes, mis lectores.
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