sábado, 7 de julio de 2012

Hotel Room - Edward Hopper

Leí una vez a Pérez-Reverte afirmar, más o menos, que a veces en la vida es preferible una buena litografía a un mal óleo y estoy totalmente de acuerdo con él.

Antes de ayer unos buenos amigos nuestros, Sagri y Miguel, vinieron invitados a casa a una suculenta comida mejicana que mi señora había preparado para la ocasión. Además del postre para la comida y un decorativo detalle para mi señora, trajeron una lámina estupenda de la exposición de Edward Hopper que ellos tuvieron la oportunidad de visitar días antes en el Thyssen de Madrid. Si habéis leído de vez en cuando este blog sabréis a qué me refiero.

La lámina es una reproducción de su obra Hotel Room, firmada en 1931, en la que aparece una mujer sentada al borde de la cama leyendo una nota, que yo, con la mente tan soñadora, imaginaba que alguien le había dejado en la recepción del hotel, pero que, en cambio, ahora al intentar conocer más profundamente la obra, sé que realmente está consultando el horario del tren que habrá de tomar al día siguiente.

Se supone de noche, la mujer está semidesnuda una vez que se ha liberado de la ropa, sin haber todavía deshecho las maletas. Otra vez esa soledad tan visitada en las obras de Hopper, de tan nostálgicas circunstancias. La habitación de hotel es sencilla y por sus dimensiones, individual. ¿A qué ha venido a la ciudad? ¿Qué sucedió antes? ¿Qué sucederá después? Ya ven que las obras de Hopper no dan respuestas, interrogan.

La soñadora gama de colores que usa, sus mujeres calladas, nostálgicas, las situaciones indefinidas, los entornos desoladores, el destino tan imprevisible como desconocido, el pasado brumoso. Todo en las obras de Hopper tiene un sentido ambiguo, casi literario, y es que -como bien me apuntó Sagri- cada obra de Hopper encierra un relato en sí. Sé que puede sonar caprichoso pero siempre tiendo a imaginar que sus obras representan un relato escrito por Hemingway -no pregunten por qué- y como hoy es San Fermín, pues eso, que todo cuadra.


Ya estoy deseando ver la lámina adornando las virginales paredes de mi casa.

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