miércoles, 4 de enero de 2012

Una Stella Artois

A pesar de que estamos en enero y especialmente inmersos en fechas navideñas, más inclinadas al vino y al cava, no voy a dejar de lado mi mensual entrada cervecera, y además quiero dejar bien claro que durante estos días festivos he sido fiel y no he tomado copa de vino sin antes plimplarme al menos una cervecita para abrir boca. Como mandan los cánones.

La cerveza que presento hoy es otra de las muchas cervezas que caté en Bélgica. No fue mi primera vez con una Stella Artois, ni mucho menos, pues es una de las cervezas belgas más internacionales, si no la que más. De hecho suele ser una cerveza fácil de encontrar.

Fue en Amberes, acabábamos de visitar la impresionante Grote Markt con la curiosa fuente de Brabo. Habíamos pasado la mañana paseando y a la hora del almuerzo pillamos una mesa en un típico resturante belga donde vimos a algunos clientes comer algunos platos que llamaron nuestra atención. Me sorprendió que no tenían una carta amplia de cervezas -tan sólo cuatro o cinco tipos distintos-. Primero pedí una Leffe, y después, como no quería repetir, una Stella Artois que elegí con el propósito de volver a degustarla y refrescarme la memoria para presentarla en este blog.

La Stella Artois es una cerveza fabricada originalmente en Lovaina (Leuven en belga) desde 1366, con más de seis siglos a sus espaldas según leo en la Wikipedia, y se fabricó como una tirada especial para las fechas navideñas (Stella significa Estrella en latín), pero debido al éxito que recibió, decidieron mantener su producción.

Es una cerveza lager con un 5,2 % de su volumen de alcohol. Es de color claro, muy cristalina, con una espuma densa y abundante, el sabor comienza amargo y luego se queda en poca cosa a mi parecer, muy ligera, es bastante refrescante, pero se queda algo corta con el sabor. Se sale extrañamente un poco de los estándares de cervezas belgas que conocemos. A pesar de tener el título de Premium y de haber sido galardonada con varias distinciones, me he visto varias veces en la disyuntiva de tener que elegir entre una Stella Artois y una Heineken y habitualmente me decido por la última. Simplemente me gusta más.

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